Libro de Anécdotas de Pájaro Azul

Hola vecinos! Ésta vez nos comunicamos con ustedes para invitarlos a participar de nuestro libro de anecdotas y a compartir con todos nosotros historias vividas en nuestro barrio...

Inauguramos el libro con una nota que nos envía nuestro vecino Javier Barría, quien tuvo la fortuna de encontrar una piedra trabajada en su propiedad, cuyo formato es similar al de una piedra boleadora, pero mucho mayor,mientras realizaba tareas en su tierra para sembrar algunas plantas de lechuga. Nos cuenta:

Hay mucho que contar sobre la historia de nuestro barrio, desde sus comienzos a la fecha, pero poco sabemos sobre esta zona cuando no estaba dividida por calles, ni jurisdicciones barriales, ni cuando siquiera ninguno de nosotros pensara en nacer, todavía. Sí, la historia comenzó a escribirse, aunque muy poco se sabe, desde mucho antes.

Mayoritariamente cuando se habla de la historia de nuestra ciudad, se habla de aquellos viejos pobladores y se nombra los apellidos de los mismos, haciendo incapié en sus vivencias personales y de cómo un montón de caseríos, poco a poco, se ha ido transformando en un pueblo para luego convertirse en la ciudad que habitamos hoy. Casi toda la historia está centrada en aquel pueblo "Vuriloche", y poco y nada se sabe de sus alrededores, quizá, porque los historiadores no encontraron material sobre el cual trabajar y documentar, tal el caso de nuestro barrio. Pero algo pude averiguar.

A raíz de este hallazgo fortuito de esta piedra en mi lote, comencé a investigar sobre las posibles causas por las cuales esta piedra tan especial y histórica se apareciera por aquí. Lamentablemente la encontré por los años setenta, y a nadie que supiera del tema. Mi curiosidad me llevó hacia el museo, y hacia la biblioteca que está al lado del museo, en el Centro Cívico. En el museo me ofrecieron donarla. Dudé. En la biblioteca conseguí un artículo, y allí me desayuné con que esta zona, sí, esta zona, era lugar de paso de indios mezclados con bandoleros que se dedicaba al robo de ganado a muchísimos kilómetros de distancia. Nuestro barrio fué utilizado por indios y bandoleros, hacia o desde Chile por el paso fronterizo de El Manso. He allí la explicación. Por aquí pasaban, y seguramente algunos de ellos se enamoraban de los picaflores, las plantitas y el paisaje y decidía establecerse, tal el caso del indio Güenul, del que se dice habitaba la isla cuyo nombre el tiempo y los nuevos habitantes se encargaron de distorcionar, quedando finalmente como Huemul. Por los años sesenta mis amigos y yo, nos sumergíamos en el lago cerca del piedrón de Playa Bonita, jugando a tocar aquel tronco socavado y semi enterrado, que no era ni más ni menos que una canoa indígena. Creíamos que había sido de Güenul y queríamos que quedara allí para admirarla. Años después desapareció.

¿Y cómo llamaban los indios a esta piedra? En toda mi ciudad no encontré a nadie que me diera el nombre, ni siquiera en aquel diccionario mapuche-español completísimo, que guarda la biblioteca con total recelo. Leí varias definiciones, pero ninguna me conformaba. Estaba convencido de tener entre mis manos una piedra muy especial, y mi curiosidad aumentaba.

En uno de mis muchos viajes por la línea sur sabía que pasaría por la casa de unos auténticos mapuches, cuyos integrantes dialogaban en su idioma ancestral entre ellos. Hasta ese entonces y en cada viaje, me había preocupado de llevar mi piedra para mostrarla y preguntar.

A la piedra en cuestión la llamaban "Trahuil". Era muy superior al tamaño de una piedra boleadora, de mucho mayor peso, a la que se le ponía un solo tiento largo (correa), y la que era utilizada por el indio como un arma de defensa o ataque, o para desnucar a algún animal de gran tamaño. Fué encontrada en nuestro barrio, en la calle Zorzales Nº 44.
 
 
Esperamos sus anécdotas (con o sin fotos).


¡Saludos y hasta pronto!!